jueves, 16 de febrero de 2012

La dalia negra




La niebla cubría casi toda la calle,algo normal en Pennsylvania ,eran las 2:30 de la madrugada. Salí para ir a buscar a mi hermana mayor a una fiesta, me llamó Carmilla, --tengo 15 años y vivo en Allentown-- cerré la puerta del carro y me dirigí al otro lado de la ciudad. Mi otra hermana estaba estudiando para un examen de la universidad y mi abuela estaba dormida, mi papa murió cuando tenia 9 años y mi mama se la pasa viajando por el trabajo, así que mi abuela nos cuida; aunque mi otra hermana,Clara, tiene 23,estudia Medicina y a la que estoy a punto de ir a buscar es Carla,la segunda. Yo soy la última, soy como la sombra de las dos.


-Carmilla!, que bueno que llegaste -dijo Carla, entró y nos fuimos,llegamos a la casa,Clara ya se había acostado, me fui a la cama ya que mañana tenía escuela.
Me desperté a las 6:00 en punto,me bañé y me vestí,me senté en mi peinadora de estilo victoriano. Mi piel es pálida, mi cabello es color azabache, ondulado y mis ojos marrón roble oscuro. Me peiné mi cabello y lo recogí en una cola de caballo.


-Buenos días, Carmilla-me dijo mi abuela,una dulce mujer de 79 años- aquí está tu desayuno.


-Gracias, abuela -dije y me senté


-Buenas, abuela y Carmilla -dijo Clara, ella tenía una melena ondulada color castaño claro que le caía como una cascada por la espalda hasta la cintura y unos ojos miel oscuro,su piel era más morena que la mía,la mía era tan blanca como la nieve.


-Carla, baja!,que llegarás tarde -gritó con su melódica voz. Clara era el orgullo de la familia,de las tres era la más lista. Se escucharon unos fuertes pasos,Carla llegó a la cocina,ella era dos años mayor que yo,su cabello era corto rozándole los hombros,castaño claro y sus ojos eran marrón chocolate.


-Cálmate, total hoy no tengo clases,tengo practica de corrida -dijo Carla, ella era la atleta de todas, ya que a Clara no se le daban bien y yo de milagro y me salvaba de suspender, yo por otra parte era la artista,la callada,la tímida.....la solitaria,me gustaban mis melodías tristes y lentas,al igual que mis canciones de piano,pero, nadie lo apreciaba.


-Bueno,como sea, vente Carmilla -dijo tomando su mochila y las llaves del carro.

-¿No vas a desayunar?-dijo la abuela

-No, lo haré en la prepa -dijo y me agarró del brazo-adiós

Los momentos en el carro fueron incómodos,ya que su relación con Carla no era la mejor, ellas nunca congeniaron, ella era la rebelde y popular y yo la hermanita menor o la ¨rara¨,como le decían algunas de sus amigas.

-Gracias por irme a buscar ayer,por cierto...-dijo Carla-....eso no significa que te quiera- dijo en tono orgulloso y arrogante,como odiaba eso de ella.

Llegamos a la escuela y yo de una vez partí hacia el salón,mi hermana se fue con sus amigas, como era demasiado temprano el salón estaba cerrado,me senté en el suelo y empecé a terminar una canción que estaba haciendo,como siempre mi letra era triste y dolorosa,pero relajante. Me basé en uno de los muchos libros que leí,el cual trataba de una mujer que perdió a su hija y habla de todo lo que hicieron antes de eso; al final la mujer se suicida,otra de mis tétricas y melancólicas novelas en las cuales mi mente se perdía en ellas,ignorando todo; y, al terminar, las nuevas tonadas se me ocurrían o si no pintaba la escena más tétrica,triste, dolorosa y gótica que podía imaginarme.

-Oh, mira si es Carmilla -dijo una voz chillona. Era Summer, una rubia oxigenada,la cual era amiga de mi hermana,estaba acompañada de lo que alguna vez fue mi enamorado, pero esta lo descubrió y lo hizo su novio, solo para divertirse al verme sufrir pero yo ni me inmuté, me dolió pero solo fue una pequeña punzada,como cuando papá se fue: ya no tenía más lágrimas.

-Hum...-fue lo único que le respondí, me divertía hacerle eso ya que sabia que, si yo no sufría, se frustraba. Me divertía verla enojarse. 

-Pobre....está tan deprimida por lo nuestro Cameron, que no puede ni hablar -dijo esta al chico, el cual asintió. Maldito tarado.

-No vale la pena hablar con alguien que te odia -le respondí en voz baja,pero ella lo había escuchado,se acercó a mi,quedando frente a frente.

-No te odio...simplemente no me caes bien.....-dijo en tono meloso, la maldita hipócrita de mierda.

-Bueno, como sea....-dije yo en tono apagado y melancólico- me voy al...- Y me quedé pensando por allí...

-No te cortes las venas -dijo

-No te tires a todos -Le respondí yo y, antes de darme la vuelta e irme, pude notar que gruñó: una sonrisa satisfactoria apareció en mi rosto.

Ya había pasado medio día, iría al salón de música a practicar mi nueva canción,pero no estaba,saqué todo de mi mochila y nada.

-¿Buscas esto? -dijo la misma voz detrás mio: era Summer, las gemelas que siempre la acompañaban y mi hermana.

-No seas tan infeliz y devuélvemelo -yo normalmente era tranquila,pero la cabrona esa me hacia perder los estribos.

-Oh, vamos, no te enojes -dijo en voz juguetona- cierra los ojos y estira ambos brazos.

Yo de muy idiota lo hice, esperé unos minutos y una molesta punzada apareció en mis venas, sentí un liquido viscoso y caliente cayendo por mis muñecas,la muy perra me había cortado las venas.

-Esto es por lo de la mañana. Ah, y tu música...-Dijo y rompió la hoja. Mi hermana me veía petrificada, en cambio yo estaba tranquila,la sangre cayendo me hacia sentir bien, no dolía ni nada, pero me empecé a marear.

-Esto es para que aprendas...-dijo viendo mi tranquilidad en el asunto-..¿qué?, ¿a caso quieres ver a tu padre?- Eso si me había dolido.

-Summer, basta -Dijo mi hermana mientras se acercaba a mi, yo salí huyendo, mi sangre manchaba el piso del pasillo. No detuve mi corrida hasta que me mareé tanto que caí, me sentía muy débil,estaba a una cuadra del colegio,me senté en la orilla, esa herida no me dolía pero lo que dijo...

Una fúnebre música de caja me sacó de mis pensamientos: era una anciana,gitana por sus ropas, la cual movía una carrito de madera astillada que contenía reliquias.

-Hola, corazón, esas heridas se ven feas, al igual que las que dejó la muerte de tu padre...-Dijo sonriendo. Me espanté....¿qué mierdas era esa vieja?

-Pero descuida tengo una solución...-Empezó a rebuscar en el carrito-ah!-exclamó y sacó un collar verdaderamente hermoso

-Toma -Dijo colocándomelo en el cuello. Cuando le iba a responder y continúo:

-No..es tuyo, te lo regalo, se ve que eres de ¨Él¨ -Dijo y yo la miré confundida

-Con el tiempo lo sabrás, pero ten cuidado, pues la muerte verás.......-Dijo esto último y se fue. Miré el collar, era una cruz de rubí con los bordes de plata, el rubí tenia por dentro unos dibujos de dalias negras y la plata tenia inscripciones en latín antiguo, intenté pararme para perseguir a la anciana pero..los efectos de la cortada me ganaron, me desplomé en el suelo y todo se volvió borroso,un frió me heló los huesos y leves murmullos me llegaron a los oídos. Pestañeé y de repente estaba en una ambulancia, Carla a mi lado me decía algo pero mi mente estaba tan confundida que no entendí,al final me rendí ante el peso de mis parpados y caí en brazos de Morfeo.

Me desperté en el hospital, con Carla y Clara a mi lado, mi abuela hablaba con el doctor. Miré hacia arriba,la luz me cegó.

-Mierda -Mascullé yo. Carla y Clara se voltearon a verme preocupadas,Clara me abrazó fuertemente.

-Ven y abrázala, ya que ella es tu responsabilidad en la escuela -Dijo Clara fastidiada por la actitud de Carla.

-Si ella no quiere, que no lo haga -Dije yo, justo cuando Carla y Clara se iban a pelear apareció la abuela.

-¡Carmilla!, al cielo que despertaste -Dijo mi abuela mientras me abrazaba-Vayámonos, el doctor te dio de alta.

En el camino Clara se la pasó criticando a Carla hasta que le gritó cabreada. Mi cabeza iba a explotar por tanto grito.

-MALDICIÓN! CALLAOS LAS DOS DE UNA PUTA VEZ! -Grité. Estas me miraron sorprendidas pues a mi nunca me daban ataque de rabia: bueno, rara vez me daban...Se callaron hasta que llegamos a casa y empezaron otra vez los gritos, la abuela las detuvo esta ves, subí a bañarme y bajé a cenar, todo era total silencio.

-Bueno......-Dijo la abuela en frente de la estufa -¿De qué quieren la salsa, de queso o de tomate?

-Yo me pido de queso -dijo Carla

-Yo de tomate -dijo Clara

-Y yo que ustedes se callen -terminé por decir.

Cenamos y decidí acostarme a dormir,mañana iría a clase, Clara dijo que debía descansar, peor la abuela y Carla la contradijeron, a veces pienso que ella es la única que me quiere. Al final dije que se callaran y que sí iba a ir, me dormí escuchando la triste melodía de un violín.

En la mañana se despertó un poco más tarde pero se sentía diferente, con más energía, era raro ya que siempre que despertaba sentía una gran antipatía por la vida, por su madre que nunca las veía, por la muerte de su padre, por tanta mierda...Se dirigió al baño a paso lento, aún soñolienta, cuando se vio en el espejo tuvo que ahogar un grito de sorpresa: se veía totalmente diferente, su piel pálida seguía así, solo que parecía que brillaba, sus ojos también, su cabello negro estaba tan bien ordenado con dos grandes rulos cayendo por cada hombro y por detrás tres rulos más,sus labios eran de un tono carmesí y eran suaves. Salió y se miró en un espejo de cuerpo completo, a pesar de no hacer ejercicio sus piernas estaban muy bien formadas, y su vientre estaba liso, como el de las modelos o atletas profesionales. Mis pechos crecieron un poco más y tenía unas curvas más definidas, parecía una muñeca de porcelana. Fui al armario sin saber qué ponerme,al final elegí una blusa de tirantes negra, unos pantalones a cuadros rojo y negro y unas botas militares de caña alta hasta la rodilla, bajé esperando que estas no me vieran y, justo antes de llegar a la puerta:

-¿A dónde crees que vas tan rápido? -Dijo Carla al otro lado del salón.

-A la escuela -Respondió mientras me ponía la chaqueta de cuero

-¿Sin desayunar? -Dijo sorprendida, no sé si por mi respuesta o por como me veía

-¿Qué te hiciste?

-Nada, -respondí cortante- no tengo hambre-. No era mentira: mi estomago ni se sentía -Adiós

Caminé hasta la parada de bus, los chicos que estaban allí se me quedaron mirando embobados. No los culpo. Me subí al bus, la respuesta fue la misma: los chicos embobados y las chicas murmuraban, aunque para mi eran realmente claros sus murmullos.

Al llegar no paré hasta el salón de Química. Agradecí que el pasillo estaba solo pero la puerta estaba cerrada. Me fastidié y me quedé allí parada esperando,agarré mi celular y puse música,tomé mis audífonos y me puse a escuchar algunas canciones de Bethoveen,saqué un libro que recién había comprado el domingo. Se trataba de una niña que cayó a un pozo y se ahogó en sus propias lágrimas, cuenta sus momentos de angustia y desesperación y en que antes de morir se da cuenta de lo mala que era su vida y sonríe al ahogarse con sus lágrimas.

-Con que...aún sigues viva -Dijo una voz irritada. Era Summer y sus amigas que me miraban sorprendidas, Cameron me miraba embobado.

-Lo lamento si te decepcioné,pero odio darte el gusto de verme sufrir y además siempre me ha divertido irritarte como ahora -Dije en voz melódica,seria pero firme y con un poco de sarcasmo 

-¿Qué?

-Lo que oíste -dije sarcástica- o es que de tanto oírte gritar cuando te tiras a Cameron te quedaste sorda?

-Me dijiste golfa?

-Hasta que al fin usas tu cerebro -Dije y todo el mundo incluyendo a Carla nos miraba.

-Escucha...-Dijo enojada, acercándose

-No, escúchame tú a mí: -le dije cabreada- ya no aguanto, no voy a dejar que una zorrita oxigenada como tú me joda la vida, ¿oíste? -me le acerqué más- Me vuelves a joder y te parto la nariz, me vale madres si tus padres tienen dinero, lo que no tuvieron fue cerebro para criarte y que salieras norma: -esta vez le susurre- ¿sabes por qué te miman tanto? Para ocultar el vació, te odian, y te convertiste en su niña caprichosa. Todo para no oírte llorar, -esta vez alcé más la voz- seguro que te oyen gemir y tirarte a media escuela y no te dicen nada. ¿Sabes por qué? -Se veía que estaba apunto de llorar, y yo cada ves me sentía mejor: ¡POR QUE NO QUIEREN HABLAR A UNA HIJA TAN GOLFA COMO TU!-le grité en toda la cara- Así que no importa lo que te hagan, están tan decepcionados de la hija que nunca desearon que ni se preocuparan.

Cuando le dije todo aquello una sonrisa no pudo evitar salir en mi rostro. Esta, por otro lado, se tiró al piso a llorar. Me sentí orgullosa y me fui con la cara en alto,nunca me había sentido tan bien en mi vida, sentí que alguien me agarró del antebrazo, me volteé, era Cameron.

-¿Qué mierdas te pasa? -Me dijo

-Oh, y ahora te importo -dije sarcástica- que paso? Summer se siente tan mal que se descargó en ti? 

-Ya no eres la misma chica de la cual...

-Te burlabas,ignorabas o despreciabas?

-La cual le cogí cariño- antes esas palabras me hubieran afectado, pero solo me limité a mirarlo sorprendida, aun sentía algo por él pero..era hueco, vacío.

-Entonces por qué me dijiste eso cuando lo supiste y te fuiste con esa perra?

-Deja de insultarla! -me gritó- Lo hice porque ella me daba lastima y ademas me dijo que si me negaba le diría a su padre que despidiese al mio -me dijo con ojos brillantes- ¿Qué te paso? ¿Qué pasó con esa dulce pero tímida chica?

-Dejó de ocultarse y de dejarse lastimar, -dije con voz quebrada- estaba cansada de que ella me maltratara emocionalmente, me cansaba, dormía demasiado por agotamiento mental -una lagrima se deslizó por mi mejilla.

-Carmilla...-dijo éste- Me salí de su agarre y me largué de allí. Justo cuando iba a cruzar la calle, éste me volvió a agarrar,tenia una delgada pero clara marca negra rodeándole el cuello. Se la había visto antes a alguien en el hospital y un segundo después esa persona había muerto. Él estaba que me zarandeaba de un lado a otro así que lo empujé,se cayó a la acera, se paró furioso y me dio una cachetada, iba a cruzar la calle cuando un carro lo atropelló........¿QUÉ?

-¡Cameron! -Grité. 

Cuando iba a ir hacia él, alguien me sujetó por la cintura y me llevó a rastras hasta un callejón donde me estampó contra la pared. Yo lo miré a la cara furibunda: era un chico de 18 años,con cabello negro en un estilo rebelde que le cubría las orejas con mechones irregulares. Sus ojos eran grises y su piel igual de pálida que la mía.

-¿Quién eres y qué quieres? -Dije, este solo sonrió

-Me llamo Sebastian y tú me perteneces, Carmilla...-Dijo agarrando el collar que la anciana me dio- 

-Este collar dice que ahora eres mía, mi dulce dalia negra.

-¿Qué? ¿Quién eres? -Se acercó a mi oído, el cual mordió para luego susurrarme: 

-Soy La Muerte, Carmilla...-abrí los ojos como platos-, y tú ahora eres mi compañera quieras o no; eres inmortal y tus sentidos están más desarrollados,tienes los ojos de La Muerte...-esta vez bajó hacia mi cuello y lo olió- Haré que te enamores de mi de una forma u otra,eres mía y siempre lo has sido -lamió mi cuello,me estremecí- Sabes bien....tal vez no halla hecho una mala elección al enamorarme de ti...-esta vez rozó mis labios para luego besarme rápidamente- ,mi dulce Carmilla. Te amo y haré que me recuerdes -Dijo esto último para luego darme un beso en la frente...

Todo se puso oscuro y un silencio me invadió, había perdido la conciencia.

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