jueves, 16 de febrero de 2012

Gul




Primero que nada, querido lector, si tienes la fascinante y hoy en día rara capacidad de ver cosas en tu imaginación como si fueran parte de la realidad, te ruego que cierres la pestaña, vuelvas a llenar tu taza de alguna de esas bebidas sin calorías y dirijas tu búsqueda hacía juegos online o tal vez una película de clase B.

Pero... si aún así has decidido seguir leyendo, relájate, acomoda tu silla y dale un buen trago a tu insulsa gaseosa. Pues te voy a contar la historia de Gul.

¿Quién es Gul? Gul es un ser imaginario, lo que puede resultar curioso, gracioso incluso si lo quieres ver así. Pero hay algo que debes saber: él no es bueno, y no es tu amigo. Quizás al leer esto pienses que es una estupidez, adelante, no hago esto para que te guste, pero es muy importante que sepas, que en el momento que comienzes a imaginar a Gul, será tan real como tu mano, porque sin darte cuenta, lo estarás haciendo parte de tu realidad.

Él va allá donde pronuncien su nombre. No importa si lo hacen varias personas a la vez, él se quedara con quien más le guste y lo seguirá...arrastrando su túnica vieja y podrida, ocultando su cara carcomida por la lepra.

Gul disfruta del sufrimiento, es casi tan imprescindible para él como para nosotros el agua o la comida. Una vez que has dicho su nombre, él aparecerá allí donde estés: cada vez que llores, cada vez que sientas miedo, él estará allí regodeándose en una macabra felicidad porque disfruta del sufrimiento ajeno. Por supuesto, Gul puede seguirte toda tu vida sin que lo notes, y sin hacerte daño... Por lo menos hasta que lo imagines. Una vez que imagines a Gul, como dije antes, será tan real como tú y yo; aún así, si no se deja ver (lo que sería una suerte para ti), desde ese momento en adelante comenzará la verdadera pesadilla.

Pronto notarás que alguien intenta asfixiarte cuando duermes, como si algo estuviera oprimiéndote el pecho sin dejarte respirar, o como cuando crees que todo fue un sueño y de pronto alguien comienza a respirar en tu oído con odio. Las pesadillas serán lo siguiente: si alguna vez has temido u odiado algo, Gul se meterá en tus pesadillas y multiplicará aquello que temes por mil.

Pero, lo más importante, es que si notas o descubres que él está observando, y en qué lugar está del cuarto en el que te encuentras, (rara vez ocurre esto, y solo con personas que poseen habilidades psíquicas innatas), NO y repito NO INTENTES POR NADA DEL MUNDO HABLARLE NI INSULTARLE NI TOCARLE. Esto es muy importante. Si notas que está ahí, simplemente actúa como si nada, por más que estés apunto de vomitar por el miedo. ¿Qué por qué digo esto? Porque hablarle, decirle que se vaya o intentar ahuyentarlo, solo lo enfurecería pues ya te has dado cuenta que está ahí y ya no tendrá todo el control sobre tus miedos. Y una vez que pase esto, Gul perderá el interés en tí... Sin embargo no te dejará en paz. Comenzará a lastimarte de verdad, empujándote, arrastrándote de tu cama cuando duermes, arañándote; hasta que finalmente un día acabe contigo de la peor forma que se te ocurra.

Otra cosa: nada, ni el más poderoso brujo , sacerdote, curandero, ni monje, podrá alejar a Gul. Pues solo es real para tí, nadie puede ayudarte, solo tú mismo.

La única forma de deshacerte de él es mediante un tributo. Deberás guardar en una caja que te hayan regalado (no importa si es madera, cartón u otro material, solo tienen que habertela regalado) algo roto (puede ser un plato, un juguete , etc.), algo viejo (NO FOTOS, puede ser algo de tus abuelos, un reloj viejo por ejemplo) y algo nuevo (que te hayan regalado también), y luego enterrar la caja en algún lugar donde sepas que algun curioso no removería la tierra.

Ahora, es muy importante que esa noche no vuelvas a tu casa. Pásala en casa de un amigo , bajo cualquier excusa (menos la verdad, porque solo conseguirías quedar como un demente); y, si no tienes donde pasarla, métete en algún bar que funcione las 24 horas, o si es necesario duerme en la calle. Pero NO VUELVAS a tu hogar. Gul sabrá lo que has hecho al oler la tierra en ti, y el tormento por el que pasarás, no sería comparable a ninguna de las torturas que haya inventado el hombre.

Al día siguiente Gul se habrá ido de tu casa para siempre. Así como si nada. Si vuelves al lugar donde enterraste la caja con los objetos, encontrarás un gran hoyo muy profundo que seguramente despedirá un olor nauseabundo como a carne humana en descomposición.

Pero Gul ya no será parte de tu vida, tan solo te quedará arreglar el desorden que puede haber hecho en tu hogar. Si tenías una mascota que no te llevaste el dia que enterraste la caja, prepárate para lo peor, es mejor que no te describa lo que Gul le habrá hecho pues por ti mismo podrás observarlo.

Ahora, recuerda esto, JAMÁS vuelvas a llamarlo. Es más, intenta convencerte a ti mismo de que nada de esto ocurrió nunca, olvídalo, múdate de casa si eso te ayuda. Pero si le llamas de nuevo, ni tu dios ni ningún otro podrá ayudarte. Porque al fin y al cabo tú lo has invitado a volver.

Ahora, terminado el relato, me despido. Espero que te haya gustado la historia, puedes ir a ver pornografía en algún sitio web de mala muerte, irte a la cama o simplemente pensar "Bah, estupideces" y usar el resto que te quede de la noche para tus juegos online. Pero recuerda: "nada es tan real hasta que tú decidas que lo es". Gul puede no ser nada, puede ser un invento de algún viejo cuenta cuentos buscando matar de miedo a todomundo, o puede ser real, tan real como tú, o como aquel suspiro exhalado con odio que seguramente sentirás en tu oído en los momentos siguientes.

Ruidos




Estás durmiendo, el silencio de la noche te acurruca, y un golpe seco te despierta de golpe. Abres los ojos en seco, te giras hasta la puerta, ahí está el mismo golpe, mas fuerte, mas cerca y el eco de la casa lo hace sonar mas tenebroso, otro mas y otro mas, en este instante recuerdas que cuando eras chico imaginabas a monstruos venir por ti, horribles que solo eran huesos y ligaduras, te abrazas a ti mismo y piensas que simplemente es tu imaginación, o que dejaste una ventana o puerta abierta.

Caes en resolución de que eso no suena como una puerta o ventana que mueve el viento, otro mas, agarras tu colcha y te cubres completamente con ella, dejando un diminuto espacio por donde entra el aire, piensas que es tu mascota, pero no puede ser por que esta allí contigo, en la puerta del armario, otro mas, mas fuerte que los anteriores y mas cerca, el miedo ya te tiene paralizado y no te deja respirar, hasta que recuerdas que el librero, que está justo en el pasillo enfrente de tu cuarto, se le han roto 2 patas, seguro que el peso ya le ganó y los libros se caen, otro ruido, pero ya no les temes sabiendo la razón de su causa, te quitas media colcha, solo quedas cubierto de la cintura para abajo,miras tu habitación, ves sombras sin sentido, hasta que te acostumbras y la poca luz de la luna te deja ver con un poco mas de claridad, tu televisor, tu escritorio, las manchas en las paredes...

Te quedas paralizado al ver aquellas manchas ya que cuando te acostaste no estaban, y de un pestañeo tu colcha ya no está, la ves en el suelo llena de sangre, pestañeas otra vez y un ardor te llega del muslo, horrorizado ves una garra con unas uñas largas y filosas como navajas, manchadas de TU sangre...

Te niegas a volver a cerrar los ojos, sin quitarle la vista de encima a aquella garra, se va moviendo hasta un costado de tu cuerpo y de un solo movimiento lo raja hasta el otro extremo, haciéndote gemir de dolor, y caes de la cama, tu cama y ropas ahora ensangrentadas hacen que la herida duela mas, cierras tus ojos y te colocas con la boca pegada al piso. 

Sientes que esta allí pero por nada del mundo piensas abrir los ojos, y menos girarte, sientes una respiración pesada en tu nuca, y el ser empieza a lamer esa zona, saboreándote, tu gimes por el contacto de la lengua, y lo sientes sonreír, se aleje una pequeñas gotas calientes caen a tu nuca, piensas que es tu sangre, cayendo de la garra del ser que ahora te tortura, coloca la punta de una de sus uñas en tu nuca, te estremeces, y caes en la cuenta de que no saldrás de esta, y que tu vida en si no vale mucho la pena, te relajas esperando pacientemente tu fin, exhalas por última vez y sientes como aquella cosa con su garra te atraviesa la piel, te rompe las vertebras y las venas las destroza, hasta que atraviesa por completo el cuello...

Luego solo silencio y oscuridad.

La dalia negra




La niebla cubría casi toda la calle,algo normal en Pennsylvania ,eran las 2:30 de la madrugada. Salí para ir a buscar a mi hermana mayor a una fiesta, me llamó Carmilla, --tengo 15 años y vivo en Allentown-- cerré la puerta del carro y me dirigí al otro lado de la ciudad. Mi otra hermana estaba estudiando para un examen de la universidad y mi abuela estaba dormida, mi papa murió cuando tenia 9 años y mi mama se la pasa viajando por el trabajo, así que mi abuela nos cuida; aunque mi otra hermana,Clara, tiene 23,estudia Medicina y a la que estoy a punto de ir a buscar es Carla,la segunda. Yo soy la última, soy como la sombra de las dos.


-Carmilla!, que bueno que llegaste -dijo Carla, entró y nos fuimos,llegamos a la casa,Clara ya se había acostado, me fui a la cama ya que mañana tenía escuela.
Me desperté a las 6:00 en punto,me bañé y me vestí,me senté en mi peinadora de estilo victoriano. Mi piel es pálida, mi cabello es color azabache, ondulado y mis ojos marrón roble oscuro. Me peiné mi cabello y lo recogí en una cola de caballo.


-Buenos días, Carmilla-me dijo mi abuela,una dulce mujer de 79 años- aquí está tu desayuno.


-Gracias, abuela -dije y me senté


-Buenas, abuela y Carmilla -dijo Clara, ella tenía una melena ondulada color castaño claro que le caía como una cascada por la espalda hasta la cintura y unos ojos miel oscuro,su piel era más morena que la mía,la mía era tan blanca como la nieve.


-Carla, baja!,que llegarás tarde -gritó con su melódica voz. Clara era el orgullo de la familia,de las tres era la más lista. Se escucharon unos fuertes pasos,Carla llegó a la cocina,ella era dos años mayor que yo,su cabello era corto rozándole los hombros,castaño claro y sus ojos eran marrón chocolate.


-Cálmate, total hoy no tengo clases,tengo practica de corrida -dijo Carla, ella era la atleta de todas, ya que a Clara no se le daban bien y yo de milagro y me salvaba de suspender, yo por otra parte era la artista,la callada,la tímida.....la solitaria,me gustaban mis melodías tristes y lentas,al igual que mis canciones de piano,pero, nadie lo apreciaba.


-Bueno,como sea, vente Carmilla -dijo tomando su mochila y las llaves del carro.

-¿No vas a desayunar?-dijo la abuela

-No, lo haré en la prepa -dijo y me agarró del brazo-adiós

Los momentos en el carro fueron incómodos,ya que su relación con Carla no era la mejor, ellas nunca congeniaron, ella era la rebelde y popular y yo la hermanita menor o la ¨rara¨,como le decían algunas de sus amigas.

-Gracias por irme a buscar ayer,por cierto...-dijo Carla-....eso no significa que te quiera- dijo en tono orgulloso y arrogante,como odiaba eso de ella.

Llegamos a la escuela y yo de una vez partí hacia el salón,mi hermana se fue con sus amigas, como era demasiado temprano el salón estaba cerrado,me senté en el suelo y empecé a terminar una canción que estaba haciendo,como siempre mi letra era triste y dolorosa,pero relajante. Me basé en uno de los muchos libros que leí,el cual trataba de una mujer que perdió a su hija y habla de todo lo que hicieron antes de eso; al final la mujer se suicida,otra de mis tétricas y melancólicas novelas en las cuales mi mente se perdía en ellas,ignorando todo; y, al terminar, las nuevas tonadas se me ocurrían o si no pintaba la escena más tétrica,triste, dolorosa y gótica que podía imaginarme.

-Oh, mira si es Carmilla -dijo una voz chillona. Era Summer, una rubia oxigenada,la cual era amiga de mi hermana,estaba acompañada de lo que alguna vez fue mi enamorado, pero esta lo descubrió y lo hizo su novio, solo para divertirse al verme sufrir pero yo ni me inmuté, me dolió pero solo fue una pequeña punzada,como cuando papá se fue: ya no tenía más lágrimas.

-Hum...-fue lo único que le respondí, me divertía hacerle eso ya que sabia que, si yo no sufría, se frustraba. Me divertía verla enojarse. 

-Pobre....está tan deprimida por lo nuestro Cameron, que no puede ni hablar -dijo esta al chico, el cual asintió. Maldito tarado.

-No vale la pena hablar con alguien que te odia -le respondí en voz baja,pero ella lo había escuchado,se acercó a mi,quedando frente a frente.

-No te odio...simplemente no me caes bien.....-dijo en tono meloso, la maldita hipócrita de mierda.

-Bueno, como sea....-dije yo en tono apagado y melancólico- me voy al...- Y me quedé pensando por allí...

-No te cortes las venas -dijo

-No te tires a todos -Le respondí yo y, antes de darme la vuelta e irme, pude notar que gruñó: una sonrisa satisfactoria apareció en mi rosto.

Ya había pasado medio día, iría al salón de música a practicar mi nueva canción,pero no estaba,saqué todo de mi mochila y nada.

-¿Buscas esto? -dijo la misma voz detrás mio: era Summer, las gemelas que siempre la acompañaban y mi hermana.

-No seas tan infeliz y devuélvemelo -yo normalmente era tranquila,pero la cabrona esa me hacia perder los estribos.

-Oh, vamos, no te enojes -dijo en voz juguetona- cierra los ojos y estira ambos brazos.

Yo de muy idiota lo hice, esperé unos minutos y una molesta punzada apareció en mis venas, sentí un liquido viscoso y caliente cayendo por mis muñecas,la muy perra me había cortado las venas.

-Esto es por lo de la mañana. Ah, y tu música...-Dijo y rompió la hoja. Mi hermana me veía petrificada, en cambio yo estaba tranquila,la sangre cayendo me hacia sentir bien, no dolía ni nada, pero me empecé a marear.

-Esto es para que aprendas...-dijo viendo mi tranquilidad en el asunto-..¿qué?, ¿a caso quieres ver a tu padre?- Eso si me había dolido.

-Summer, basta -Dijo mi hermana mientras se acercaba a mi, yo salí huyendo, mi sangre manchaba el piso del pasillo. No detuve mi corrida hasta que me mareé tanto que caí, me sentía muy débil,estaba a una cuadra del colegio,me senté en la orilla, esa herida no me dolía pero lo que dijo...

Una fúnebre música de caja me sacó de mis pensamientos: era una anciana,gitana por sus ropas, la cual movía una carrito de madera astillada que contenía reliquias.

-Hola, corazón, esas heridas se ven feas, al igual que las que dejó la muerte de tu padre...-Dijo sonriendo. Me espanté....¿qué mierdas era esa vieja?

-Pero descuida tengo una solución...-Empezó a rebuscar en el carrito-ah!-exclamó y sacó un collar verdaderamente hermoso

-Toma -Dijo colocándomelo en el cuello. Cuando le iba a responder y continúo:

-No..es tuyo, te lo regalo, se ve que eres de ¨Él¨ -Dijo y yo la miré confundida

-Con el tiempo lo sabrás, pero ten cuidado, pues la muerte verás.......-Dijo esto último y se fue. Miré el collar, era una cruz de rubí con los bordes de plata, el rubí tenia por dentro unos dibujos de dalias negras y la plata tenia inscripciones en latín antiguo, intenté pararme para perseguir a la anciana pero..los efectos de la cortada me ganaron, me desplomé en el suelo y todo se volvió borroso,un frió me heló los huesos y leves murmullos me llegaron a los oídos. Pestañeé y de repente estaba en una ambulancia, Carla a mi lado me decía algo pero mi mente estaba tan confundida que no entendí,al final me rendí ante el peso de mis parpados y caí en brazos de Morfeo.

Me desperté en el hospital, con Carla y Clara a mi lado, mi abuela hablaba con el doctor. Miré hacia arriba,la luz me cegó.

-Mierda -Mascullé yo. Carla y Clara se voltearon a verme preocupadas,Clara me abrazó fuertemente.

-Ven y abrázala, ya que ella es tu responsabilidad en la escuela -Dijo Clara fastidiada por la actitud de Carla.

-Si ella no quiere, que no lo haga -Dije yo, justo cuando Carla y Clara se iban a pelear apareció la abuela.

-¡Carmilla!, al cielo que despertaste -Dijo mi abuela mientras me abrazaba-Vayámonos, el doctor te dio de alta.

En el camino Clara se la pasó criticando a Carla hasta que le gritó cabreada. Mi cabeza iba a explotar por tanto grito.

-MALDICIÓN! CALLAOS LAS DOS DE UNA PUTA VEZ! -Grité. Estas me miraron sorprendidas pues a mi nunca me daban ataque de rabia: bueno, rara vez me daban...Se callaron hasta que llegamos a casa y empezaron otra vez los gritos, la abuela las detuvo esta ves, subí a bañarme y bajé a cenar, todo era total silencio.

-Bueno......-Dijo la abuela en frente de la estufa -¿De qué quieren la salsa, de queso o de tomate?

-Yo me pido de queso -dijo Carla

-Yo de tomate -dijo Clara

-Y yo que ustedes se callen -terminé por decir.

Cenamos y decidí acostarme a dormir,mañana iría a clase, Clara dijo que debía descansar, peor la abuela y Carla la contradijeron, a veces pienso que ella es la única que me quiere. Al final dije que se callaran y que sí iba a ir, me dormí escuchando la triste melodía de un violín.

En la mañana se despertó un poco más tarde pero se sentía diferente, con más energía, era raro ya que siempre que despertaba sentía una gran antipatía por la vida, por su madre que nunca las veía, por la muerte de su padre, por tanta mierda...Se dirigió al baño a paso lento, aún soñolienta, cuando se vio en el espejo tuvo que ahogar un grito de sorpresa: se veía totalmente diferente, su piel pálida seguía así, solo que parecía que brillaba, sus ojos también, su cabello negro estaba tan bien ordenado con dos grandes rulos cayendo por cada hombro y por detrás tres rulos más,sus labios eran de un tono carmesí y eran suaves. Salió y se miró en un espejo de cuerpo completo, a pesar de no hacer ejercicio sus piernas estaban muy bien formadas, y su vientre estaba liso, como el de las modelos o atletas profesionales. Mis pechos crecieron un poco más y tenía unas curvas más definidas, parecía una muñeca de porcelana. Fui al armario sin saber qué ponerme,al final elegí una blusa de tirantes negra, unos pantalones a cuadros rojo y negro y unas botas militares de caña alta hasta la rodilla, bajé esperando que estas no me vieran y, justo antes de llegar a la puerta:

-¿A dónde crees que vas tan rápido? -Dijo Carla al otro lado del salón.

-A la escuela -Respondió mientras me ponía la chaqueta de cuero

-¿Sin desayunar? -Dijo sorprendida, no sé si por mi respuesta o por como me veía

-¿Qué te hiciste?

-Nada, -respondí cortante- no tengo hambre-. No era mentira: mi estomago ni se sentía -Adiós

Caminé hasta la parada de bus, los chicos que estaban allí se me quedaron mirando embobados. No los culpo. Me subí al bus, la respuesta fue la misma: los chicos embobados y las chicas murmuraban, aunque para mi eran realmente claros sus murmullos.

Al llegar no paré hasta el salón de Química. Agradecí que el pasillo estaba solo pero la puerta estaba cerrada. Me fastidié y me quedé allí parada esperando,agarré mi celular y puse música,tomé mis audífonos y me puse a escuchar algunas canciones de Bethoveen,saqué un libro que recién había comprado el domingo. Se trataba de una niña que cayó a un pozo y se ahogó en sus propias lágrimas, cuenta sus momentos de angustia y desesperación y en que antes de morir se da cuenta de lo mala que era su vida y sonríe al ahogarse con sus lágrimas.

-Con que...aún sigues viva -Dijo una voz irritada. Era Summer y sus amigas que me miraban sorprendidas, Cameron me miraba embobado.

-Lo lamento si te decepcioné,pero odio darte el gusto de verme sufrir y además siempre me ha divertido irritarte como ahora -Dije en voz melódica,seria pero firme y con un poco de sarcasmo 

-¿Qué?

-Lo que oíste -dije sarcástica- o es que de tanto oírte gritar cuando te tiras a Cameron te quedaste sorda?

-Me dijiste golfa?

-Hasta que al fin usas tu cerebro -Dije y todo el mundo incluyendo a Carla nos miraba.

-Escucha...-Dijo enojada, acercándose

-No, escúchame tú a mí: -le dije cabreada- ya no aguanto, no voy a dejar que una zorrita oxigenada como tú me joda la vida, ¿oíste? -me le acerqué más- Me vuelves a joder y te parto la nariz, me vale madres si tus padres tienen dinero, lo que no tuvieron fue cerebro para criarte y que salieras norma: -esta vez le susurre- ¿sabes por qué te miman tanto? Para ocultar el vació, te odian, y te convertiste en su niña caprichosa. Todo para no oírte llorar, -esta vez alcé más la voz- seguro que te oyen gemir y tirarte a media escuela y no te dicen nada. ¿Sabes por qué? -Se veía que estaba apunto de llorar, y yo cada ves me sentía mejor: ¡POR QUE NO QUIEREN HABLAR A UNA HIJA TAN GOLFA COMO TU!-le grité en toda la cara- Así que no importa lo que te hagan, están tan decepcionados de la hija que nunca desearon que ni se preocuparan.

Cuando le dije todo aquello una sonrisa no pudo evitar salir en mi rostro. Esta, por otro lado, se tiró al piso a llorar. Me sentí orgullosa y me fui con la cara en alto,nunca me había sentido tan bien en mi vida, sentí que alguien me agarró del antebrazo, me volteé, era Cameron.

-¿Qué mierdas te pasa? -Me dijo

-Oh, y ahora te importo -dije sarcástica- que paso? Summer se siente tan mal que se descargó en ti? 

-Ya no eres la misma chica de la cual...

-Te burlabas,ignorabas o despreciabas?

-La cual le cogí cariño- antes esas palabras me hubieran afectado, pero solo me limité a mirarlo sorprendida, aun sentía algo por él pero..era hueco, vacío.

-Entonces por qué me dijiste eso cuando lo supiste y te fuiste con esa perra?

-Deja de insultarla! -me gritó- Lo hice porque ella me daba lastima y ademas me dijo que si me negaba le diría a su padre que despidiese al mio -me dijo con ojos brillantes- ¿Qué te paso? ¿Qué pasó con esa dulce pero tímida chica?

-Dejó de ocultarse y de dejarse lastimar, -dije con voz quebrada- estaba cansada de que ella me maltratara emocionalmente, me cansaba, dormía demasiado por agotamiento mental -una lagrima se deslizó por mi mejilla.

-Carmilla...-dijo éste- Me salí de su agarre y me largué de allí. Justo cuando iba a cruzar la calle, éste me volvió a agarrar,tenia una delgada pero clara marca negra rodeándole el cuello. Se la había visto antes a alguien en el hospital y un segundo después esa persona había muerto. Él estaba que me zarandeaba de un lado a otro así que lo empujé,se cayó a la acera, se paró furioso y me dio una cachetada, iba a cruzar la calle cuando un carro lo atropelló........¿QUÉ?

-¡Cameron! -Grité. 

Cuando iba a ir hacia él, alguien me sujetó por la cintura y me llevó a rastras hasta un callejón donde me estampó contra la pared. Yo lo miré a la cara furibunda: era un chico de 18 años,con cabello negro en un estilo rebelde que le cubría las orejas con mechones irregulares. Sus ojos eran grises y su piel igual de pálida que la mía.

-¿Quién eres y qué quieres? -Dije, este solo sonrió

-Me llamo Sebastian y tú me perteneces, Carmilla...-Dijo agarrando el collar que la anciana me dio- 

-Este collar dice que ahora eres mía, mi dulce dalia negra.

-¿Qué? ¿Quién eres? -Se acercó a mi oído, el cual mordió para luego susurrarme: 

-Soy La Muerte, Carmilla...-abrí los ojos como platos-, y tú ahora eres mi compañera quieras o no; eres inmortal y tus sentidos están más desarrollados,tienes los ojos de La Muerte...-esta vez bajó hacia mi cuello y lo olió- Haré que te enamores de mi de una forma u otra,eres mía y siempre lo has sido -lamió mi cuello,me estremecí- Sabes bien....tal vez no halla hecho una mala elección al enamorarme de ti...-esta vez rozó mis labios para luego besarme rápidamente- ,mi dulce Carmilla. Te amo y haré que me recuerdes -Dijo esto último para luego darme un beso en la frente...

Todo se puso oscuro y un silencio me invadió, había perdido la conciencia.

hombres lobo





A mediados del siglo XIX, en una pintoresca colina cercana al Vístula, en Polonia, un grupo de gente joven celebraba con música, canciones y danzas la terminación de la cosecha. Había comida y bebida en abundancia, y nadie se privaba de disfrutarlas.
Y entonces, en medio de la diversión, un aullido terrible, que helaba la sangre, resonó en el valle. Abandonando la danza, chicos y chicas corrieron en dirección al grito y descubrieron, horrorizados, que un enorme lobo había cogido a una de las muchachas más bonitas del pueblo, que acababa de prometerse en matrimonio, y trataba de llevársela. Su novio había desaparecido.
Los hombres más valientes persiguieron al lobo y llegaron a enfrentarse con él. Pero el monstruo furioso, echando espuma por la boca, dejó caer su presa humana y se colocó sobre ella, dispuesto a luchar. Algunos de los campesinos corrieron a sus casas, para traer escopetas y hachas, pero el lobo, comprendiendo que los demás estaban aterrorizados, volvió a coger a la chica y se perdió en un bosque cercano.
Pasaron muchos años, y en otra fiesta de la cosecha. en la misma colina, un anciano se acercó. Le invitaron a participar en la celebración, pero el anciano, triste y reservado, prefirió sentarse y beber en silencio. Un campesino de aproximadamente su misma edad se le acercó y después de observarle atentamente, le preguntó emocionado: «¿Eres tú, Juan?»
El anciano asintió, e instantáneamente el campesino reconoció en el desconocido a su hermano mayor, que había desaparecido muchos años antes. Los jóvenes rodearon rápidamente al visitante y escucharon su extraña historia. Les contó que, tras haber sido transformado en lobo por un hechicero, se había llevado a su novia de esa misma colina durante una fiesta de la cosecha y había vivido con ella en el bosque cercano durante un año, hasta que la muchacha murió.
«Desde aquel momento, salvaje y furioso, ataqué a hombres, mujeres y niños y destruí a todos los animales que se me cruzaron. No he podido borrar mi rastro de sangre.»
En ese momento les enseñó las manos, que estaban cubiertas de manchas de sangre... «Hace unos cuatro años recuperé mi forma humana y desde entonces he andado errante. Quería volver a veros, ver la casa y el pueblo donde nací y crecí. Después de eso..., bueno, volveré a ser un lobo.» No había terminado de decir esto cuando se transformó en lobo. Corrió frente a los atónitos campesinos y desapareció en el bosque. No volvió a ser visto.
El aire de cuento de hadas que tiene esta historia hace que sea difícil tomarla en serio. ¿Quizá el exceso de bebida inflamó la ya fértil imaginación campesina'' ¿Quizá cada narrador fue agregando un detalle hasta que la historia adquirió su forma actual?. Es una posibilidad a tener en cuenta... y, sin embargo, como tantas historias de hombres-lobo parecidas, es citada por muchos mitólogos e historiadores, folkloristas y psicólogos como un hecho. El problema más profundo para el investigador serio es simplemente tratar de separar los hechos de los disparates; este primer caso es típico a ese respecto.
El origen de la superstición de los hombres-lobo -la creencia de que un ser humano puede asumir la forma de un animal, más frecuentemente la de un lobo- nunca ha sido explicada de forma satisfactoria.
Herodoto, el historiador griego que vivió en el siglo V a.C., dice que los griegos y los escitas que vivían en las costas del mar Negro consideraban magos a los nativos de aquella zona; creían que esos seres extraordinarios se transformaban en lobos durante unos días cada año. Habla de la existencia de una raza de hombres que podían transformarse a voluntad tomando la forma de lobos, y, cuando lo deseaban, recobrar fácilmente su forma original.
El Deseo De Carne Humana
En aquellos tiempos, siglos antes del nacimiento de Cristo, el demoníaco hombre-lobo era considerado como un ser humano poseído por un deseo antinatural de carne humana que por artes mágicas había encontrado la manera de tomar, a voluntad, la forma de un lobo hambriento, con el objeto de aplacar con mayor rapidez ese horrible apetito. Los sabios de la antigüedad creían que, una vez transformado, el hombre-lobo poseía la fuerza y la astucia del lobo salvaje, pero conservaba la voz y los ojos humanos, gracias a lo cual se le podía reconocer.
La transformación de hombres en lobos aparece en la literatura romana como arte de magia. Virgilio, que vivió en el siglo I a.C., es el primer autor latino que menciona esta superstición. Fue seguido por Propercio, Servio y Petronio. Este último, director de espectáculos en la corte de Nerón desde el año 54 hasta el 68, cuenta una bonita historia de hombres-lobo en su novela El satiricón.
Algunas de las tradiciones griegas y romanas consideran la transformación de un hombre en lobo como un castigo por sacrificar una víctima humana a un dios. En esas ocasiones, cuenta Plinio (c. 61- c. 113), la víctima era llevada a la orilla de un lago y, después de nadar hasta el lado opuesto, se transformaba en lobo. En esta condición recorría los campos con otros hombres-lobo durante nueve años. Si durante este período se abstenía de comer carne humana, recobraba su forma original que, sin embargo, no había quedado dispensada de los estragos del paso del tiempo.
Los métodos utilizados por los hombres-lobo para realizar sus transformaciones diferían mucho. A veces, el cambio era espontáneo e incontrolable; a veces, como en las transformaciones descritas en las sagas escandinavas e islandesas, se lograban simplemente con colocarse la piel de un lobo real. Pero en muchos casos, lo único que se necesitaba era la intervención de un hechizo que, aunque no provocaba ningún cambio en el cuerpo humano, hacía que cuantos lo veían imaginaran que estaban en presencia de un lobo. Algunos de los que se transformaban afirmaban que sólo podían recobrar la forma humana por medio de ciertas medicinas o hierbas, como acónito o cicuta, o frotándose con ungüentos, como hicieron los hombres-lobo escandinavos y centroeuropeos a partir del siglo XV.

Brujas y Hombres-Lobo
Tan profunda era la creencia en los hombres-lobo, que en los siglos XV y XVI se los consideraba en toda Europa como equivalentes a los hechiceros y las brujas, y cualquiera que fuese sospechoso de ser un hombre-lobo era quemado o colgado con la mayor crueldad, especialmente en Francia y Alemania. Como explica Elton B. McNeil en The psychoses (Las psicosis, 1970) al comentar aquella época de flagelaciones, tarantismo (manía de la danza), histerias masivas, fantasías hipocondríacas, proyecciones, alucinaciones, hechizos y hombres-lobo:
Esas actitudes reflejaban una psicología influida por la creencia de que «los dioses enloquecen a quienes quieren destruir.» La locura, como expresión de la voluntad de Dios, se convirtió en una epidemia. Su cura consistía en un ritual religioso cuyo propósito era usar a los psicóticos como blanco de la persecución religiosa y reafirmar el valor de los benditos, inocentes y puros. Eran benditos quienes denunciaban a las personas que habían vendido su alma al diablo. La clásica «caza de brujas» fue un subproducto de la búsqueda de la salvación.
La caza de hombres-lobo fue una manifestación del mismo tipo de sentimiento religioso; los juicios de brujas y los juicios de hombres-lobo están interrelacionados. Es en Francia, país de brujas, donde son más frecuentes los hombres-lobo. En un período de algo más de 100 años, entre 1520 y 1630, en Francia se registraron nada menos que 30.000 casos de hombres-lobo, hecho documentado en las actas de juicios de hombres-lobo que se conservan en los archivos públicos.
En 1573, en Dole, cerca de Dijon, en el centro de Francia, un hombre-lobo llamado Gilles Garnier fue acusado de devastar la campiña y devorar niños pequeños; tras confesar sus crímenes, ardió en la hoguera.

Unos años después, en 1598, en una zona desolada y desierta cerca de Caude, unos campesinos franceses tropezaron con el cadáver mutilado y manchado de sangre de un chico de 15 años. Un par de lobos que habían estado devorando el cadáver huyeron hacia unos matorrales cuando los hombres se acercaron. Los persiguieron... y casi inmediatamente encontraron un hombre medio desnudo acurrucado en los matorrales, con cabellos largos, barba descuidada y uñas largas que parecían garras y estaban manchadas de sangre fresca y restos de carne humana.
El hombre, Jacques Rollet, era un ser patético, un débil mental que padecía apetitos caníbales. Estaba desgarrando el cuerpo del muchacho cuando fue sorprendido por los campesinos. Es imposible determinar si aparecieron o no lobos en ese caso, o si aquella imagen fue fruto de la imaginación de los campesinos. Pero lo cierto es que Rollet creía ser un lobo, y mató y devoró a varias personas bajo la influencia de esa alucinación. Fue sentenciado a muerte, pero los tribunales de París anularon la sentencia y le encerraron, caritativamente, en un manicomio, una institución donde hubieran debido terminar sus días la mayor parte de los hombres-lobo, en vez de ser ajusticiados.
Otro caso significativo ocurrió a principios del siglo XVIII. Jean Grenier era un chico de 13 años, retrasado mental y con una fisonomía canina muy marcada: sus mandíbulas sobresalían y se le veían los colmillos debajo del labio superior. Creía ser un hombre-lobo. Una tarde aterrorizó a unas niñas diciéndoles que, en cuanto se pusiera el sol, se convertiría en lobo y las devoraría.
Pocos días después, una niña que había ido a cuidar las ovejas por la noche fue atacada por una criatura que, en su pavor, confundió con un lobo, pero que era, como se supo después, Jean Grenier. La niña lo golpeó con su cayado y huyó.
Cuando éste prestó declaración ante el tribunal de Burdeos, confesó que dos años antes se había encontrado con el diablo en el bosque, había firmado un pacto con él y había recibido una piel de lobo. Desde entonces había vagado como un lobo después de la puesta del sol, volviendo a su forma humana durante el día.
Grenier confesó también que había matado y comido a varios niños que había encontrado solos en el campo, y en cierta ocasión había entrado en una casa y se había llevado a un bebé de su cuna.
Una cuidadosa investigación del tribunal probó que esas declaraciones eran ciertas, por lo menos en lo que se refería al canibalismo. No hubo dudas de que los niños desaparecidos habían sido comidos por Jean Grenier y tampoco de que el pobre tonto estaba firmemente convencido de que era un lobo.
En tiempos más recientes, el fenómeno de los hombres-lobo se ha situado en el reino de la realidad subjetiva, pero sin perder nada de su horror. Se decía que tres hombres-lobo frecuentaban la zona boscosa de las Ardenas, en Bélgica, justo antes de la primera guerra mundial; en la misma época, en Escocia se rumoreaba que un pastor ermitaño de Invernesshire era un hombre-lobo. En 1925 un pueblo entero, cercano a Estrasburgo, declaró que un muchacho local era un hombre lobo y, cinco años después un hombre-lobo francés aterrorizó a la localidad de Bourg-la-Reine.
Bestia Asesina
En Estados Unidos, en 1946, una reserva de indios navajos padeció con frecuencia las tropelías de una bestia asesina a quien muchos consideraban un hombre-lobo (las tradiciones de los navajos incluyen muchas historias de hombres-lobo). Tres años después, en Roma, una patrulla policial fue enviada a investigar la extraña conducta de un hombre que padecía alucinaciones: perdía el control cuando la luna estaba llena y emitía aullidos fuertes y aterradores.
En Singapur en 1957, también se llamó a la policía para que investigara lo que las autoridades consideraban una larga serie de ataques de hombres-lobo a las ocupantes de una residencia de enfermeras en la isla principal. Una enfermera despertó y vio «una cara horrible y peluda, con grandes colmillos salientes», que, la miraba fijamente. El misterio nunca fue resuelto, y tampoco el caso de la colegiala de 16 años de la localidad de Rosario do Sul, en el sur del Brasil, que en 1978 sufrió «terribles visiones y demonios» y que creía que el espíritu de un lobo salvaje se apoderaba de ella y la dominaba.
En 1975, los diarios británicos estuvieron llenos de extraordinarios informes acerca de un joven de 17 años, residente en Eccleshall (Staffordshire), quien, creyendo que se estaba transformando en un hombre-lobo, puso fin a sus padecimientos mentales clavándose una navaja en el corazón. Uno de sus compañeros de trabajo dijo en la investigación que el joven le había llamado por teléfono antes de morir. «Me dijo -contó el testigo- que su cara y sus manos estaban cambiando de color y que se estaba transformando en hombre-lobo. Calló, y después empezó a gruñir.»
Puede que la tradición de los hombres-lobo se apoye en la ignorancia y las alucinaciones, pero su influencia siempre ha sido extraordinariamente poderosa.

miércoles, 8 de febrero de 2012

SICARIO

Pongamos que me llamo Alfredo, para no entrar en detalles. Me dedico a matar gente por dinero, es decir, soy lo que llaman un sicario. Como soy efectivo y discreto, cobro caro. Así me aseguro de no trabajar demasiado; a veces con tres trabajos al año la paso sin problema. Si me miran por la calle, nadie me tendría miedo. Soy bajito y flaco y tengo cara de imbécil. La cara de imbécil me la inventé yo mismo, como un disfraz para pasar inadvertido. Hay que ser un desalmado para hacer este trabajo, sí, pero hay veces que mis trabajos hacen verdadera justicia. Como la vez que maté al idiota de mi vecino.

En general no siento ninguna simpatía por la gente. Todo mundo te predica cómo has de vivir o pensar o intenta sacarte dinero. Desde pare de sufrir hasta el último celular inútil con acceso a las redes sociales de vanidad. Le llaman religión o negocios, pero de lo que se trata es de sacarte el dinero a como de lugar. No tengo ni celular ni correo electrónico. Eso sí, tuve un perfil de facebook falso que usé para rastrear a un par de encargos. Puse fotos falsas e información falsa, por supuesto. Luego de terminado el trabajo, borré el perfil. En internet soy invisible, como si no existiera. No le encuentro la gracia a andar por ahí exhibiéndose y publicando todas las estupideces que se te pasan por la mente.

Desde pequeño fui antisocial. No tengo ninguna actividad favorita más que ver películas en la tele y dormir. A veces también leo libros. Me encanta dormir. Más de algún lector se preguntará cómo puedo dormir teniendo el trabajo que tengo, pero a los que no tenemos conciencia, los que estamos libres de remordimientos, en realidad no nos importa nada. O casi nada.

El que se encarga de pasarme los trabajos es un tipo que se hace llamar Néstor. La manera en que me contacta para los encargos es que llama a mi tía Marta y se hace pasar por un amigo mío de la infancia. Le pregunta por mí y le dice que me vio el otro día en tal comercial. Yo ya sé que entonces espera que yo llegue a almorzar a ese comercial. Mi tía Marta vive a unas cuantas cuadras de mi casa, y yo paso regularmente a cenar con ella. Creo que la única persona por la cual siento un cariño sincero. Cuando llama Néstor, siempre queda de visitarnos, pero por supuesto nunca lo hace. El amigo de la infancia por quien se hace pasar fue uno de mis primeros trabajos, encargado por él mismo. En donde tía Marta es donde tengo mis armas y donde guardo el dinero de los pagos, que poco a poco voy depositando en las cuentas de la tía en donde tengo firma. Ella no sabe nada, sólo me guarda mi baúl con mis cosas.

Aparte de tía Marta, con las únicas personas que tengo contacto es con las putas. A veces llamo para que lleguen a mi casa, otras veces voy a los prostíbulos. Siempre pido dos, para un día entero. En una ocasión hasta pedí que me alquilaran un cuarto en un prostíbulo. Me pasé dos semanas sin salir. Fue divertido.

Los trabajos generalmente son personas que obstaculizan negocios de otros o parejas infieles. En una ocasión me tocó un viejo al que los nietos querían muerto para cobrar herencia. En otra ocasión era una mujer de la alta sociedad que quería deshacerse de su amante lesbiana para apropiarse de sus negocios. En ambas ocasiones me pagaron bien. Los clientes ven a mi trabajo como una inversión a la que esperan sacarle rendimiento. Es cuestión de negocios y ganancias.

Por el último trabajo que hice no cobré. Fue para una mujer, vecina mía, a la que su marido amenazó con matar delante de sus dos hijas. La verdad, la mujer, su marido y sus hijas me resultaban totalmente indiferentes. La mujer, sin embargo, es una treintañera atractiva. Un día coincidimos en la tienda con la mujer y una de las niñas y vi que a la mujer se le había olvidado el dinero para pagar los huevos y el pan que llevaba. La niña, de unos cinco años, iba con ella y le pedía dulces. Como vi a la mujer buscando desesperadamente entre su bolsa y yo no soy paciente, le dije que le prestaba el dinero y que se fuera. También le compré un dulce a la niña. Yo esperaba deshacerme de la señora y la niña, pero cuando la niña recibió el dulce, me lanzó una sonrisa tan especial que me dejó desarmado. Yo no estaba siendo amable, sólo quería que se fueran. Pero la niña decidió lo contrario, y que en recompensa, yo, un infame asesino a sueldo, merecía una sonrisa. Desde entonces saludaba cordialmente a la señora y a las niñas, cosa que no hacía con mis demás vecinos.

Una noche que regresaba a casa, escuché gritos en la casa de la vecina. Marido y mujer se peleaban. Yo al marido nunca lo traté y poco me recordaba de su cara. Como una de las ventanas daba a la calle, me acerqué a observar. El imbécil amenazaba a la mujer con una pistola, mientras las dos niñas lloraban. Yo sé qué cara tiene la gente que puede matar, y el tipo tenía esa determinación, pero todavía no daba el paso final. Para distraerlo, toqué a la puerta. El tipo maldijo a gritos desde adentro. Le dije que dejara de gritar y que no se atreviera a disparar el arma. Enfurecido, salió a la puerta. Yo lo esperé y en dos segundos lo sometí y le quité el arma. Siempre he tenido una fuerza que no me explico, dada lo chaparro y flaco que soy. Le quité la tolva a la pistola. Le di el arma a la mujer, diciéndole que la escondiera y que preparara un té para el tipo. Luego me fui a casa.

Al día siguiente robé una moto y lo seguí hasta donde trabajaba. Esperé a que saliera de su trabajo por la tarde y lo volví a seguir. Llovía fuerte. Esperé a que el tipo saliera de la ciudad y lo alcancé en un semáforo en el que yo sabía que no había cámara y donde no circulaban mucho tráfico. Me puse a la par de su carro, le mostré mi arma, le indiqué que bajara el vidrio y le pedí el celular y la billetera. Me los entregó mansamente. No me reconoció, o por lo menos eso pensé. Luego apunté con mi arma a su frente y disparé. Luego al pecho, en el tercer botón de la camisa, y volví a disparar. El último disparo a la sien. Quedó bien muerto. Abrí la puerta de su carro, lo apagué y puse el freno de mano. Luego me di la vuelta y me fui lo más lejos que pude a tirar la moto y deshacerme del celular y la billtera y de la ropa que llevaba puesta.

Me sentí realmente satisfecho, había librado a las niñas de un padre asesino. La mujer, por su parte, sufriría el impacto de la muerte, pero dadas la circunstancias, se sentiría aliviada. Esa noche volví algo tarde, y no fue sino hasta el otro día que por la mujer de la tienda me di por enterado del suceso. Ay, ya no se puede vivir en paz aquí, me dijo. Yo pensaba justamente lo contrario, pero le dije que tenía razón.

Fui hasta la casa de la vecina y toqué a su puerta. La niña del dulce salió a abrirme y me sonrió, pero tenía sus ojitos hinchados. Mi mamá está triste, me dijo. Decile que venga, le pedí. La mujer salió. Tenía su cara descompuesta, pero se miraba linda. Le di un sobre con dinero. Le dije que era para los gastos del entierro, que lo sentía mucho. Me dio un abrazo y un beso en la mejilla. Regresé a casa. Me sentí feliz.

La viuda

Buena esta es una leyenda de mi país XD pero hay va….
Entre Rocafuerte y Junín, dos calles muy transitadas del Guayaquil antiguo, había una cantina concurrida por los trasnochadores de la cuidad. De este lugar salió un hombre llamado Aquiles avilés, quien tenía fama de conquistador. Su vida se resumía en tres palabras: mujeres, amigos y parranda. Medio borracho, se le ocurrió ir a buscar una mujer.
Eran altas horas de la noche
No había acabado de ocurrírsele la idea cuando vio que alguien venia por el frente de la acera. La luz de la luna mostro una mujer.
Ella levaba vestido largo de color negro, una mantilla oscura que le cubría la cabeza y parte del rostro. Era una mujer despampanante, que venía sola entre la penumbra de la calle, vestida como si llevaba luto. Él se cruzó con ella y su estela de perfume penetrante que flotaba el ambiente, lo que hizo que Aquiles le diera media vuelta y la siguiera.
La mujer caminaba con una rapidez sobrenatural. Aquiles apresuraba el paso pero, por más fuerza que hacía, no lograba alcanzarla; ella seguía avanzando por la calle Junín y parecía conducirlo a un sitio oscuro y apartado. Emocionado, cautivando por ese perfume, Aquiles empezó a decirle todos los piropos que se sabía. Ella volteo un momento, le lanzo una mirada provocativa y siguió adelante. Aquiles se emocionó aún más, tradujo las expresiones de la dama y según el, la mujer se encaminaba a un lugar donde no pudiera verlos nadie.
Allí se detendría, se voltearía y se lanzaría en sus brazos.
Ocurrió así. Unas cuadras antes del muelle municipal. Que en aquellos tiempos era un lugar poco transitado, la mujer se detuvo, puso los brazos en la cintura y se apoyó contra el muro. Aquiles supo que ella lo esperaba. Se acercó reteniendo el aliento, sin poder contenerse. Con un movimiento audaz coloco sus manos sobre las manos de ella y las apretó.
La mujer lanzo una exhalación mientras el, mirándole la mantilla, le pregunto quién era y por qué escondía su rostro.
Aquiles se acercó aún más y le quito la mantilla. Se quedó atónito al ver lo que tenía al frente: un rostro perfecto, una piel delicada
-¿Qué quiere de mí?_ pregunto ella con un susurro
-¡solo un beso!- dijo Aquiles
-si usted quiere, señor- respondió la dama.
El no pudo contenerse más, cerró los ojos y se acercó a besarla, con desesperación, más al instante de rozar sus labios experimento una sensación nauseabunda, una repugnancia acompañada de arcadas incontrolables, como si hubiese algo podrido. Abrió los ojos e intento apartarse con repulsión. De un momento a otro la mujer había mutado. En lugar del hermoso rostro tenía un calavera que trataba de besarlo con las mandíbulas descarnadas. El espectro lo aprisiono con sus brazos
Huesudos y Aquiles, sobrecogido de horror, se fijó en que era un esqueleto macabro que ardía entre la oscuridad. Una voz cavernosa pregunto ¿ya no quiere besarme, señor?
Enloquecido, Aquiles logro soltarse del espectro y echo a correr espantado, gritando por las calles; llego a su casa más muerto que vivo. Tenía la piel una lividez cadavérica, los ojos le saltaban de las orbitas y vomitaba sin tregua. Los familiares se levantaron alarmados por los gritos. Como un demente, Aquiles repetía que la calavera, un espectro con vestido negro lo perseguía. La madre que alguna vez había escuchado aquella historia, se santiguo con devoción y le dio de beber un bocado de agua bendita….
La gente cuenta, que una joven, bella y ambiciosa, que se casó con un hacendado millonario de edad avanzada y quien a pocos meses contrajo una enfermedad extraña que fue secándolo hasta provocarle la muerte. Ella heredo las posesiones. Se volvió a casar, por segunda vez, con un comerciante igual que rico que el primero, quien murió de la misma enfermedad que el primero y tuvo un tercer matrimonio y murió de igual q los dos anteriores. Entonces se la conoció como la viuda.
Nunca se llegó a saber porque fallecieron los esposos. Pero hay quienes afirman que en las noches, ella  les sacaba los pies de la cama; se dice que, al dormir así, el alma se escapa por los pies y el cuerpo se va secando.
Tampoco se sabe que paso con ella, pero cuenta la gente que cuando murió, por su ambición desmedido, fue condenada a penar por la cuidad, a atraer y a espantar a los hombres que se comportaban como ella en la vida.